Según publica el diario digital  20minutos.es:

Finamente llegó el frío. Toca calentar la casa, pero de manera que luego –con la factura en la mano– no lo lamentemos. Calentar la vivienda supone casi la mitad de la energía que se consume en casa; de modo que conviene hacer buen uso de nuestra calefacción, pero también de esos procedimientos pasivos que nos permitirán controlar su uso. Consejos para ello hay muchos, pero algunos son en realidad eso que llaman “leyendas urbanas”. En la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) señalan cinco de esas grandes mentiras que, por mucho que se empeñe el enterado de turno, no nos van a servir para calentar la casa y controlar la factura.

Apagar la calefacción sale caro Este mito está especialmente extendido y dice que apagar la calefacción consume más energía que mantenerla encendida a temperatura constante. Aunque al encenderla tendremos un pico de gasto, a la larga el ahorro se nota y merece la pena. Bajar la temperatura a 16ºC durante la noche supone ahorrar un 13% respecto a mantener la calefacción encendida a 20ºC.   El calor apenas se escapa por las ventanas Hay quien cree que el calor que se pierde por las ventanas apenas se nota en la factura si están bien cerradas y son pequeñas. La realidad es diferente: una cuarta parte de la energía producida en los hogares se destina a cubrir lo que se pierde por las rendijas de las ventanas.

El doble cristal puede reducir estas pérdidas en un 50%. Las calderas de condensación necesitan radiadores grandes Otra falsedad: los radiadores tamaño estándar son perfectamente compatibles. Pero es cierto que si fuesen mayores podríamos ahorrar más (la caldera trabajaría a menos potencia). No hay calefacción con paneles solares Los paneles solares térmicos tienen un depósito que acumula calor y sí que pueden contribuir al sistema de calefacción de la casa. Lo que es verdad es que estos paneles permiten ahorrar mucho más (hasta un 70%) en agua caliente y no tanto («solo» un 40%) en calefacción. El «calor azul» es lo mejor Pese a las insistentes promesas de la publicidad, el llamado «calor azul» no figura entre las mejores opciones para calentar tu casa. En realidad es muy parecido a los clásicos radiadores eléctricos de aceite, pero con otros fluidos en su interior. Los sistemas que emplean resistencias para calentar siempre son los más ineficientes y los más caros.

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